Y de pronto mi vida estaba llena de colores neutros, iba inmersa en un mundo interno y externo lleno de grises, caquis, negros y blancos, que se suponía era lo correcto, parecía sobriedad.... pero no, era pura tristeza!. Era una vida lúgubre donde se rie y se canta con dificultad, la imaginación como las querencias se sienten escasas y el tiempo transcurre lentamente. Afortunadamente la vida misma me sacudió fuertemente cambiando mi vida, retomando mi esencia, recobrando mi mundo interior que estaba embolatado. Tras cambios duros muy costosos emocionalmente, por fin tuve la fortuna y el alivio de volver a mi mundo mágico y colorido. Hoy a pesar de las dificultades creo que mi imaginario y mi alma no cambiarán y siempre estarán inundados de colores brillantes, tanto, que siquiera Dios no me encargó la creación, porque fuera vergonzosamente colorida. Ahora, puede que ser coloretudo no sea muy sobrio, pero si extremadamente feliz!