El médico se sentó conmigo y me habló de todo lo que iba a sentir con la quimioterapia. Al ser una situación complicada mi mamá y mi hermana me pidieron que me fuera para su casa, pues ellas querían cuidarme. Era de mañana, sentía como el veneno frio recorría mis venas. Después de recibirlo, llegué donde ellas en las horas de la tarde, pasaron las horas y yo esperé los síntomas anunciados por el doctor. Pasó la noche y nada. Paso otro día y nada. Yo me sentía muy bien. Les dije que me sentía tan bien que regresaría a casa, les agradecí su hospitalidad, pero ya estaba aburrida. De todo lo anunciado por el médico, sólo una cosa se hizo realidad. A los tres días tenia el pelo como apestado, sin brillo y comenzó a caerse. Había pelos por todo lado. Mi cabeza parecía la de un payaso con pelos saltones. Apenas me vi, tomé una decisión radical, tomé la máquina de mi hijo y me rasuré la cabeza, no iba a esperar a ver como se caían los pocos mechones que quedaban. Ya era una mujer calva. Pasaron varios dias y no llegaron mas síntomas, pero si una gastritis terrible. Como era difícil de controlar, el medico me envió una endoscopia. Y.... ¡sorpresa!. Estaba curada!
Comentarios
Publicar un comentario