Me estremecí y se me arrugó el corazón cuando lo vi entubado de arriba abajo, lleno de aparatos y con un catéter al lado de la clavícula derecha por donde a todo momento recibía medicamento, era una escena impactante, le tomé la mano, le di un beso y su corazón empezó a latir fuertemente!. Me asuste mucho!. Le recordé que hemos pasado por muchas dificultades donde hemos salido adelante, que él es capaz de superarlas, que Dios nos pone muchas pruebas, y que esta era una muy dura pero que había que tener los pies en la tierra y pensar en el futuro y si era hora de cambiar para mejorar, hacerlo. La enfermera jefe del pabellón, me ve hablándole así y me llama aparte, lo primero que quiere confirmar es si en realidad yo si soy su señora y luego me comienza a explicar posibles consecuencias del lóbulo frontal, me dice que no espere al hombre que yo tenía cuando regrese a casa, que lo más seguro es que se vuelva un hombre vulgar, palabroso, morboso, ordinario, que me tratará distinto entre otras cosas. Pero lo mas importante que le pida a mi Dios para que me siga dando ese valor para seguir adelante. Como me sentí de sola!
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