Esa noche ni amiga se quedo acompañándome para turnarnos en la noche. Él empezó a hablar, esta vez iba en una ambulancia en el desierto por Méjico, decía bobadas que nos hacia reír, cuando de pronto, nos comienza a insistir que le digamos al chófer de la ambulancia que prenda la luz, inicialmente no le papamos bolas, pero él repetía lo mismo, mi amiga y yo nos miramos, nos quedamos frías, pero, como no sabíamos que pasaba, lo fuimos llevando hasta que se quedo dormido, al día siguiente hable con el doctor y me dijo que la inflamación podía causar ceguera pero que no me sabía decir si era temporal o definitiva, mientras tanto para que él no se angustiara le diríamos que era un medicamento el que lo tenia así, pero eso pasaría, dijo que después de un suceso como este algunos pacientes quedaban viendo solo en blanco y negro, o solo verdes.
Me quede muy intranquila, con lo que estaba pasando, sólo pensaba que estábamos en manos de mi Dios.
Asi llegó el principio de la oscuridad!
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