La triqueta es uno de los símbolos celtas mas conocidos y su significado ha sido reinterpretado a lo largo de la historia. Para los celtas, representaba vida, muerte y reencarnación. Este símbolo también alude al concepto físico, mental y espiritual. Es decir, cuerpo, mente y alma o espíritu. Los druidas celtas, utilizaban la triqueta para sanar, bendecir y dar fertilidad en sus rituales, aunque también utilizaban este símbolo para invocar a la muerte. La triqueta celta también representa las tres fuerzas de la naturaleza. Tierra, agua y aire. Es un símbolo de origen indoeuropeo, simbolizaba la triple dimensión de la divinidad femenina y era considerado el símbolo de la feminidad celta. Mas tarde la iglesia adopto dicho símbolo para representar la trinidad. Padre, hijo y espíritu santo, despojándolo así, de toda alusión a la feminidad. Posteriormente adquirió la condición de símbolo satánico por parte de la inquisición y las cruzadas, persiguiendo y quemando en la hoguera a todo a

El púrpura antiguo se hacía con un molusco que se pescaba en el mar Mediterráneo llamado Murice espinoso , del cual se extraía una segregación del mismo que es de este color. Técnica descubierta por los Fenicios. Se llenaban calderas de moluscos que se dejaban podrir y que luego se ponían a fuego. El liquido resultante era de color amarillento, pero tras tender al sol la ropa antes sumergida en este líquido, el amarillo se transformaba en verde, luego en rojo y finalmente en púrpura. Como sólo se obtenía una gota por molusco, se necesitaban toneladas de los mismos para teñir una túnica, y no todos podían permitírselo por su alto costo. Una vez llegó a Roma esta técnica, el púrpura se convirtió en uno de los símbolos de la magnificencia imperial.    En el imperio Romano sólo al emperador, su esposa y su heredero se les permitía llevar el color púrpura. Parte tomada de www.silocreativo.com

Remé por lagos de leche con mi barca de buey y cecina. Islas de queso y cuajada y puentes de mantequilla. Vi una casa hecha de trigo, junto a un río de natillas. De panceta eran sus camas y de salchichas sus vigas. Y cien tiras de tocino la empalizada tenía y un buen lago de cerveza con espuma en sus orillas. De manzana era un caballo que por el campo corría; un campo de pan de avena ¡qué pronto me lo comía! Y su dueño era de vaca muy fresca y muy bien cocida con sus ropas de salmón, jugosas y sin espinas. Cerca del monte de nata me dio una cuerda muy fina. De tuétano era la cuerda que ahora os ata a esa silla. Y estas brochetas que veis de aquel lugar son traídas, pero no las probaréis, que son demasiado ricas. Son de la tierra que llaman la Tierra de la Comida. Tomado del libro La huella blanca, Ana B. Nieto