Teníamos entre 10 y 13 años. Eran dias de semana, nos acostamos a dormir dejando toda la ropa y útiles listos para el otro dia mi hermana y yo madrugar a arreglarnos para ir al colegio. Nos levantamos temprano, todo transcurrió en calma y a tiempo. Estábamos listas, solo faltaba ponernos el jumper gris de paño del uniforme, pero nos encontramos que no nos entraba, pues estaba muy estrecho y rígido. Resulta que mis dos hermanos en la noche, mientras dormíamos, nos jugaron una broma,
habían fijado con grapas o ganchos de cosedora la tablas o pliegues de la falda imposibilitando así, la apertura para su postura. Eran tantas las grapas que se veía como metalizado. Ante aquella emergencia, toda la familia se levantó a quitar las grapas, pero no alcanzamos a hacerlo a tiempo y nos dejó el bus. No pudimos ir a estudiar.
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