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Mostrando entradas de abril, 2019

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MOMENTO DE FELICIDAD!

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LAS GRAPAS!

Teníamos entre 10 y 13 años. Eran dias de semana, nos acostamos a dormir dejando toda la ropa y útiles listos para el otro dia mi hermana y yo madrugar a arreglarnos para ir al colegio. Nos levantamos temprano, todo transcurrió en calma y a tiempo. Estábamos listas, solo faltaba ponernos el jumper gris de paño del uniforme, pero nos encontramos que no nos entraba, pues estaba muy estrecho y rígido. Resulta que mis dos hermanos en la noche,  mientras dormíamos,  nos jugaron una broma, habían fijado con grapas o ganchos de cosedora la tablas o pliegues de la falda imposibilitando así, la apertura para su postura. Eran tantas las grapas que se veía como metalizado. Ante aquella emergencia, toda la familia se levantó a quitar las grapas, pero no alcanzamos a hacerlo a tiempo y nos dejó el bus. No pudimos ir a estudiar.

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SANCOCHO MEMORABLE!

Eran los 70's. Estabamos mi hermana y yo en Barranquilla y unos amigos de mi hermana, que como decía mi mamá, eran gente de verdad verdad!,  nos invitaron a un sancocho en la finca del alcalde de esa época de la ciudad. Como permaneceríamos en la ciudad, solo habíamos llevado ropa muy formal y zapatos muy altos, asi que nos fuimos demasiado bien vestidas para el almuerzo del alcalde.  Llegamos como a las diez de la mañana y ya había mucha gente, toda muy prestante. En mente teníamos un concepto de finca muy diferente. Como a una hora de la ciudad, nos encontramos en un tierrero plano y extenso con escasa vegetación en la que se contaban dos arbustos escuálidos con pocas hojas. La tierra era arenosa y se enterraban los tacones, dificultando dar el paso. La única construcción era un caseta de metro por un metro donde guardaban algunos enseres. Esa era la finca!. Habian dispuesto al lado de un árbol mesas y sillas metálicas donde nos sentamos y no nos paramos sino para regresar. Hic

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PASTEL DE GUAYABA!

En los recreos de bachillerato vendían unos pasteles hojaldrados de guayaba calientes que los hacían a una cuadra del colegio. Eran deliciosos o no se si era el hambre!. La moda era comerlos y disfrutarlos por capas. La más preciada era la de arriba que tenia el azúcar caramelizado. Luego continuábamos capa por capa hasta llegar al tesoro de la guayaba!... era toda una experiencia que todas las de mi generación tatuaron en su mente. Despúes de esos pasteles, nunca he encontrado ninguno que se le parezca y se pueda comer de esa forma.

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PARAISO!

Cuando eramos adolescentes, una de las actividades en la finca era salir a caminar hasta la finca El Paraiso, aparte de disfrutar de un espectáculo de paisaje por el camino largo hasta el fondo de la montaña, el destino era un oasis de frescura con una vegetación de un verde muy particular lleno de mucha variedad de frutales con unas cosechas exageradas. Entonces parte del paseo, después de tomar el algo o refrigerio, era la recolección de frutas para llevar a casa. Para este fin cada uno llevaba una funda de almohada, las cuales llenábamos de madroños, manzanas criollas, corozos de chonta, mamey, guamas, carambolos, algarrobos, nísperos, limones injertos, pomelos entre otros. Una vez obtenida la dosis personal de frutas, retomábamos la caminata de vuelta a casa, siempre con una parada obligatoria para ver el atardecer y asaltar cada uno su bolsa, para disfrutar y alivianarla para subir mas facil la loma. Al llegar siempre comparábamos lo que cada uno recogió.

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HORA LOCA!

En mi fiesta de  Primera Comunión hubo hora loca!